viernes, 18 de enero de 2013

Me siento enterrada kilómetros bajo tierra. Cuando consigo despertar, intento cavar hacia la luz, intento salir al exterior, pero a veces se me derrumban los túneles y todo se me vuelve a venir encima. Me vuelvo a cabrear, a llorar, gritar ya que todos los esfuerzos han sido en vano.
Pero, ¿de quñe me sirve gritar? Si nadie me oye. ¿De qué me sirve luchar? Si nadie se creerá todo lo que hice por salir a la luz. ¿De qué me sirve llorar? Si nadie vendrá a calmarme... Y son estos momentos en los que la oscuridad me consume.

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