Me siento enterrada kilómetros bajo tierra. Cuando consigo despertar, intento cavar hacia la luz, intento salir al exterior, pero a veces se me derrumban los túneles y todo se me vuelve a venir encima. Me vuelvo a cabrear, a llorar, gritar ya que todos los esfuerzos han sido en vano.
Pero, ¿de quñe me sirve gritar? Si nadie me oye. ¿De qué me sirve luchar? Si nadie se creerá todo lo que hice por salir a la luz. ¿De qué me sirve llorar? Si nadie vendrá a calmarme... Y son estos momentos en los que la oscuridad me consume.

Es gran duda existencial acerca del destino, ese gran mito de encontrar a tu alma gemela.
¿Demasiado pronto quizás para escribir sobre esto? No lo sé, no tengo respuestas, solo preguntas, y se que el tiempo me las dará.
Encuentro la calma, esa dosis de morfina que tanto buscaba y que él me inyecta con su mirada.
Y me desmayo ante su sonrisa, porque es de felicidad, felicidad que pretendo que perdure en él pase lo que pase.
Esta vez son los humanos los que revolotean en el estómago de las mariposas, y ahí dentro estoy yo.
Confío plenamente en él, no hay secretos, no hay miedo, es sencillez.
Reímos cuando sale el sol, la tristeza no dura ni un parpadeo porque él saca lo mejor de mí.
Por muy lejos que esté, lo siento como si estuviera a mi lado, como si fuera mi sombra.
Me cogiste de la mano y me sacaste del filo de lo imposible.


Para escribir nuestra historia, empecemos por las huellas que dejamos.

Ahora todo está como antes. Pero con la única diferencia que está él.
Daría mi vida por él, pero hay momentos en los que es mejor no levantarse, seguir bajo las sábanas, sin saber qué día es, qué hora es, y si tienes algo que hacer.
Conoces  gente nueva, intentas ser sociable, cariñosa, ganarte su confianza, y ¿qué pasa? Vuelta atrás. Hay que darle cuerda a las manecillas del reloj para que no se quede estancado en el tiempo. Ése es el tiempo que no puedo perder, recuperar todo ese tiempo perdido.
Yo sólo quiero paz.

Desde aquí se puede ver el gran agujero negro que me rodea.

Y vuelve a pasar. Llegas a tener un buen día y todo se vuelve a fastidiar con simples comentarios. Piensas si verdaderamente lo estás haciendo mal, y te vuelves a sentir igual de mierda que días anteriores. Al final me doy cuenta de que los problemas orbitan alrededor mía y al final, te sacan de toda esa mierda, aunque sea una hora, dos personitas increíbles, dos personitas, que no le caben el corazón en el pecho ¿Y sabéis qué? Espero que esa sensación de bienestar no cambie por nada del mundo.

¿Te has parado alguna vez y has pensado lo que dices? ¿Alguna vez te has dado cuenta de que eres una de las personas que más me importan en este mundo y de las que a veces más me hace daño? Te quiero, me quieres, es algo que traspasa barreras, es la cumbre de la amistad. Hasta ahí hemos llegado. Y míranos.

Sonrisa por delante, lágrimas por detrás.

A veces hasta el propio corazón me pide que respire para poder palpitar.

Siempre me acuerdo de aquellas personas que no se acuerdan de mi, y eso me entristece. Porque he pasado buenos momentos con esas personas, y ellas solo olvidan. Pero, no soy capaz de expresar mis sentimientos , porque no me siento bien , prefiero mantener las distancias. Pero a veces, cuando todo esta lleno, exploto y salen a la luz todo aquello que estaba en la sombra.

Me he dado cuenta, que muchas cosas me gustan, y a casi ninguna les doy importancia.

A veces, siento impotencia.



Aunque siempre hay que aprovechar, los pequeños placeres de la vida.